Legionella: qué es esta bacteria que puede causar una neumonía fatal
El brote en Tucumán encendió la alerta por la legionelosis. Los sistemas de agua y aire, claves en la transmisión
La Legionella es una bacteria que suele estar presente en el agua dulce, por ejemplo en arroyos y lagos, pero también en los sistemas de agua de los edificios, como tanques de agua caliente, sistemas de tuberías de grandes dimensiones o torres de enfriamiento, esto es, las estructuras que forman parte de los sistemas de refrigeración centralizados y que contienen agua y un ventilador. Además puede multiplicarse en fuentes de agua, bañeras de hidromasaje, en la grifería de los lavamanos o en el depósito de los limpiaparabrisas del auto.
El agua que contiene las bacterias se dispersa en estos sistemas en forma de pequeñas gotitas, que pueden ser aspiradas por las personas. La infección se produce entonces a través de estos aerosoles o también si las personas aspiran agua contaminada con Legionella: esta es una forma mucho menos común y ocurre cuando el agua pasa a los pulmones sin querer, por ejemplo quienes tienen problemas para tragar.
No hay riesgo de contagio de persona a persona, ni tampoco a través de los aires acondicionados comunes de las viviendas o de los autos, ya que estos no utilizan agua como parte del mecanismo de refrigeración.
Legionella y neumonía bilateral
A través de la inhalación de aerosoles o gotas de agua contaminadas con Legionella, las personas pueden contraer legionelosis, una forma de neumonía que es potencialmente mortal. En Argentina, reconoce el Ministerio de Salud, la legionelosis es una enfermedad infrecuente y poco diagnosticada: justamente, como no es habitual, muchos centros de salud no tienen metodología para detectarla.
La legionelosis tiene una mortalidad general de entre el 5% y el 10%, pero en el pronóstico influyen muchos factores, como el cuadro clínico general del paciente, el tratamiento inicial antimicrobiano que recibió y el entorno en el que se infectó. En los pacientes inmunosuprimidos el riesgo de complicaciones es mayor y se ubica entre el 5% y el 40% si recibe tratamiento y hasta un 80% en los inmunodeprimidos no tratados.
Síntomas de la infección con Legionella
La legionelosis en forma neumónica, también llamada enfermedad del legionario, tiene una incubación de entre dos a 10 días, y sus principales síntomas son:
- Fiebre
- Pérdida del apetito
- Dolor de cabeza
- Malestar general
- Cansancio
- Dolor muscular
- Diarrea
- Confusión
- Tos inicial leve
La gravedad de la enfermedad puede ir desde un cuadro inicial de tos eventualmente con flema, hasta una neumonía que puede tener un rápido desenlace fatal.
El tratamiento indicado es con antibióticos, pero puede llevar varias semanas e incluso meses para la recuperación.
Medidas de prevención de la Legionella
Las principales medidas de prevención a considerar por las instituciones son:
- Limpiar y desinfectar periódicamente las torres de enfriamiento de los sistemas de refrigeración.
- Instalar separadores de gotas para reducir la difusión de aerosoles de las torres de enfriamiento.
- Vaciar y limpiar completamente los hidromasajes por lo menos una vez a la semana y chequear que tengan el cloro suficiente.
- Mantener limpios los sistemas de agua y verificar que el agua caliente se mantenga por encima de los 50° y la fría por debajo de los 20°, en especial en hospitales y geriátricos.
- Abrir semanalmente las canillas que no se usen.
Las personas, por su parte, deben realizar siempre un lavado correcto y frecuente de manos, una medida recomendada para evitar la transmisión de múltiples agentes patógenos. Y los profesionales de la salud deben reportar los casos que sean sospechosos.
Fuentes:
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación, Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud, Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.