Buenas prácticas en farmacovigilancia
Cualquier sensación experimentada a partir del uso de un medicamento puede significar un nuevo hallazgo sobre sus efectos adversos o interacción con otros fármacos -o alimentos- y es información valiosa para ir conociendo mejor a los medicamentos que están disponibles en el país y en el mundo.
La Organización Mundial de la Salud define farmacovigilancia como la ciencia y las actividades relativas a la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos de los medicamentos. La farmacovigilancia, además de identificar eventos adversos, asegura el uso racional de medicamentos, participando activamente en los procedimientos de registro, formas de comercialización, prescripción y distribución de productos farmacéuticos.
Una vez que el medicamento está comercializado la farmacovigilancia adquiere un gran valor ya que, estudiando los reportes de Información de Seguridad, ayuda a prevenir o reducir el daño a los pacientes garantizando la seguridad y eficacia y promoviendo que la persona reciba el mejor medicamento disponible.
Una Reacción Adversa a Medicamento (RAM) es, según define la OMS, una “reacción nociva y no deseada que se presenta tras la administración de un medicamento, a dosis utilizadas habitualmente en la especie humana, para prevenir, diagnosticar o tratar una enfermedad, o para modificar cualquier función biológica”. Esta definición implica una relación de causalidad entre la administración del medicamento y la aparición de la reacción.
Una sospecha de reacción adversa medicamentosa es evaluada cuando:
- Amenaza la vida
- Provoca una anomalía congénita
- Genera una discapacidad
- Causa o prolonga una hospitalización previa
- Provoca la Muerte
- Genera una condición médica importante que de no tomarse alguna acción podría desencadenar en alguno de los criterios antes mencionados.
La severidad de una reacción adversa medicamentosa (RAM) se clasifica en tres instancias:
Leve: cuando los signos y/o síntomas son tolerados fácilmente. No requieren ninguna terapia ni intervención médica.
Moderada: cuando los signos y/o síntomas interfieren con las actividades habituales. Requieren intervención o tratamiento médico
Grave o Severa: cuando los signos y/o síntomas incapacitan y/o inhabilitan para efectuar las actividades habituales. Requieren intervención o terapia médica
La información sobre la frecuencia de aparición de las reacciones adversas está siempre disponible en el prospecto del medicamento y es el resultado del monitoreo continuo. El prospecto contiene información dirigida al profesional de la salud y al paciente sobre las características del fármaco en cuestión e incluye, por ejemplo, la composición o fórmula detalla qué ingredientes contiene el medicamento y en qué cantidades, la acción terapéutica que explica los mecanismos de acción de la droga y el objetivo del tratamiento medicamentoso, y la
forma de administración indica cómo se usa el medicamento.
Además, el prospecto incluye las advertencias acerca de qué cuidados se deben tener antes y durante su utilización, las precauciones son consejos que hay que tener en cuenta para el uso seguro y eficaz del medicamento, y las contraindicaciones previenen acerca de cuándo y por qué no es aconsejable utilizar el medicamento, debido a que el riesgo de su empleo es mayor al beneficio que provoca.
Los prospectos representan el derecho del paciente y del profesional prescriptor a la información sobre los medicamentos. Es información pública, de actualización permanente, volcada en el Vademecum Nacional de Medicamentos.
Lo más importante a saber es que las reacciones adversas conocidas y descriptas en el prospecto también se reportan. Aunque sean conocidas, reportarlas ayuda a caracterizar mejor la incidencia y frecuencia con la que se presentan en la población. Además, si bien pueden ser reacciones ya descriptas, tal vez no ocurrieron anteriormente con la seriedad o evolución esperada y es información nueva a analizar.
Uso responsable de los medicamentos
La OMS define a la automedicación como la selección y el uso de los medicamentos por parte de las personas, con el propósito de prevenir, aliviar o tratar síntomas o enfermedades leves que ellas mismas puedan identificar.
Si bien es posible una automedicación responsable, muchas veces las personas no cuentan con la información suficiente para tomar buenas decisiones sobre su salud. Por eso es recomendable siempre consultar con un profesional antes de consumir cualquier producto medicinal.
¿Qué diferencia hay entre la automedicación y la autoprescripción?
La automedicación con productos de venta bajo receta se denomina autoprescripción y puede ocasionar consecuencias como:
- Ocultar síntomas y demorar la posibilidad de un tratamiento adecuado.
- Anular efectos de otros medicamentos.
- Producir efectos adversos.
- Generar resistencias (es decir, que no vuelvan a hacer efecto esos medicamentos).
Fuentes:
Fuentes: Cuidá tu salud – usá responsablemente los medicamentos (ANMAT) http://www.anmat.gov.ar/farmacovigilancia/docs/guia_bpf.pdf
Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.