Acné, ese temido compañero de la adolescencia
Afecta a hasta el 85% de las personas de entre 12 y 25 años. También puede aparecer en adultos. Hay variedad de tratamientos y muchos mitos a desterrar.
Según datos del Consenso publicado por la Sociedad Argentina de Dermatología, en mayor o menor medida, el acné llega a afectar a la gran mayoría de las personas que tienen entre 12 y 25 años de edad. Aunque es importante tener en cuenta que también se puede observar que en un 12% de las mujeres y en un 3% de los hombres el acné puede continuar hasta los 45 años.
¿Qué es?
El acné vulgar es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta a los folículos pilosebáceos, ubicados en la piel de todo el cuerpo, con excepción de palmas y plantas. Como en la cara, el pecho y o la espalda son más abundantes, esas son las zonas más afectadas por el acné.
La enfermedad aparece cuando un poro de la piel queda tapada por células muertas de la piel. Normalmente, esas células se quedan en la superficie del poro y el cuerpo las elimina. Pero cuando el organismo comienza a producir grandes cantidades de sebo, el aceite que protege a la piel del resecamiento, las células muertas pueden mantenerse dentro de los poros. En lugar de ir hacia la superficie, las células quedan atrapadas dentro del poro.
Si ciertas bacterias que viven en la piel, como la P. acnés, también se introducen dentro del poro tapado, tendrán un medio ambiente perfecto para multiplicarse velozmente. Así es como el poro se inflama, enrojece y duele: si el proceso infeccioso va hacia las capas más profundas de la piel aparecen los nódulos o los quistes.
¿Cómo aparece?
Clínicamente, se manifiesta por la aparición de puntos blancos (comedones cerrados), puntos negros (comedones abiertos), sobre elevaciones sólidas (granos), sobre elevaciones coloradas (pueden contener pus) y nódulos en la piel.
La localización más frecuente es el rostro, aunque puede aparecer también en pecho, espalda, cuello, hombros y nalgas. Las lesiones del tipo pústulas (acné inflamatorio) pueden tener diferentes grados, de leve a severo, que se puntúan de grado 1 a 4.
¿Cómo es el tratamiento?
No todos funcionan igual con todas las personas. Por otro lado, hay que tener siempre en cuenta que el acné no desparece de la noche a la mañana, sino que se precisan entre cuatro y ocho semanas para notar las mejoras.
Hay tratamientos tópicos, que se aplican sobre la piel y que ayudan a matar las bacterias o reducir el exceso de aceite. Los compuestos pueden contener por ejemplo antibióticos, ácido acetilsalicílico, peróxido de benzoilo.
En la actualidad, hay consenso con respecto a la utilización de retinoides (medicamento que produce la destrucción de los comedones y evita la formación de nuevos) en todos los tipos y grados de acné.
Se pueden utilizar solos o combinados según la severidad y el tipo de lesiones predominante en un paciente dado. Los retinoides empeoran el cuadro clínico durante las primeras semanas de tratamiento para luego ir mejorándolo lentamente.
También puede suceder que la persona con acné precise un tratamiento que trabaje a través de todo el organismo, sobre todo cuando se trata de quistes y nódulos. En este caso, es factible que el o la dermatóloga opten por recetar antibióticos orales, anticonceptivos y otros fármacos con acción sobre las hormonas, en el caso de las mujeres.
Hay además procedimientos que se realizan en el consultorio como la aplicación láser y otras terapias lumínicas, que ayudan a reducir la cantidad de bacterias. Otra opción que tienen los especialistas es lo que se denomina “drenaje y extracción” para remover los quistes localizados que no responden a la medicación.
Creencias a descartar
El acné no es contagioso y no está relacionado con la falta de higiene (tampoco los puntos negros), por lo tanto lavarse el rostro varias veces al día no ayuda a evitar el acné sino todo lo contrario, lo irrita y agrava.
Algo verdadero es que aunque el maquillaje no es un agente causal de acné, puede favorecer la aparición de lesiones. Por eso, los especialistas recomiendan usar productos libres de aceite o no comedogénicos. También es cierto que el estrés es un factor importante para la aparición del acné.
¿Se puede prevenir?
No siempre, aunque sí hay recomendaciones que dan los especialistas y que ayudan a mejorar el estado de la piel. Algo importante es lavarse la cara a diario, 2 veces al día y con un producto suave.
Es fundamental resistir a la tentación de apretar las lesiones de acné porque esto agrava la inflamación y aumenta las posibilidades de que queden marcas.
El sol puede provocar un rebrote de comedones luego de la exposición, sobre todo si se combina con algunos medicamentos habituales del tratamiento. Por eso, es preferible no exponerse al sol sin utilizar un protector solar no comedogénico.
Una vez que el dermatólogo recetó medicamentos e indicaciones a seguir, es preciso respetarlas fielmente en lo referente a frecuencia de aplicación y cantidad de producto.
Si se emplean en exceso pueden ocasionar irritación y si se utilizan de manera discontinuada o en menor cantidad de la requerida, no se percibirán los resultados esperados.
Fuentes:
Fuentes: Sociedad Argentina de Dermatología. American Academy of Dermatology.
Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.