Hábitos saludables versus factores de riesgo, la otra batalla de cuidados en pandemia
Los días de pandemia siguen transcurriendo y es primordial protegerse del coronavirus, pero también es necesario evitar el desarrollo de factores de riesgo asociados a enfermedades no transmisibles como las cerebrovasculares, respiratorias crónicas, el cáncer o la diabetes. Un repaso de los datos que reflejan los comportamientos en términos de salud de los argentinos.
En tiempos de pandemia y aislamiento, son tan necesarios los cuidados del COVID-19 como la prevención de las enfermedades no transmisibles. Así como el uso del tapabocas, el distanciamiento social y el lavado frecuente de manos minimizan el riesgo de contagio del coronavirus, los especialistas resaltan la importancia de llevar una vida saludable para evitar el desarrollo de los denominados factores de riesgo.
¿Cuáles son los factores de riesgo? ¿A qué enfermedades están asociados? ¿Por qué es necesario desarrollar hábitos saludables durante la cuarentena? Un factor de riesgo es cualquier rasgo, característica o exposición de una persona que aumenta su probabilidad de sufrir una enfermedad. De todos esos factores merecen especial atención los que están asociados a las enfermedades no transmisibles (ENT) o no-COVID, que hoy siguen representando la carga más pesada en el ámbito de la salud.
También conocidas como enfermedades crónicas, las ENT tienden a ser de larga duración y resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales. Los principales tipos son las enfermedades cardiovasculares, como los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares; la diabetes, el cáncer, y las enfermedades respiratorias crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma, y la diabetes.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectan desproporcionadamente a los países de ingresos bajos y medios, donde se registran más del 75% de las muertes. En la Argentina, al igual que en el resto del mundo, al enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte.
Los factores de riesgo son comportamientos modificables como el consumo de tabaco, el sedentarismo, sobrepeso y obesidad, las dietas malsanas y el uso nocivo del alcohol, entre otros. La contracara son los hábitos saludables: no fumar, hacer actividad física, llevar una alimentación equilibrada, variada y saludable, hacer un buen manejo del estrés y limitar el consumo de alcohol a su medida justa.
Las conductas de los argentinos
Para conocer en detalle los comportamientos en términos de salud de los argentinos y conocer su evolución, es oportuno un repaso por los datos que arroja la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), realizada en 2019 por la cartera sanitaria nacional en conjunto con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
El sondeo, que se lleva a cabo en el país desde hace 15 años, obtuvo información a nivel nacional y provincial sobre la población mayor de 18 años y abarcó a más de 49.000 viviendas representativas de todo el país, con la novedad de que además del cuestionario también se realizaron muestras físicas y bioquímicas a un porcentaje de la muestra como, por ejemplo, tomar la presión o medir el nivel de colesterol.
TABAQUISMO. El consumo de tabaco ofrece un dato alentador y es que tiende a bajar. En base a los datos relevados, 2 de cada 10 personas todavía consumen tabaco, para ser más precisos 22,2%, mientras que hace 15 años había casi 3 fumadores por cada 10 personas. Otro dato interesante resulta el consumo pasivo de tabaco, es decir entre los que no fuman y son afectados por el humo de un tercero: en casi una década, la exposición al cigarrillo en los hogares argentinos y en los lugares de trabajo bajó significativamente y mucho más aún en los bares y restaurantes donde pasó de un 47,2% a un 21,5%. El descenso se explica gracias a las normativas nacionales, provinciales y locales que regularon la implementación de espacios libres de humo de tabaco.
CONSUMO NOCIVO DE ALCOHOL. Es un indicador que, lamentablemente, tiende a subir: en 2018 el 13,3% de los argentinos consumía ocasionalmente por encima de lo recomendado cuando en 2009 no superaba el 10%. El dato es preocupante sobre todo entre los jóvenes de entre 18 y 24 años que toman 5 veces más que los mayores de 65 años.
ALIMENTACIÓN. Los hábitos alimentarios no saludables favorecen la aparición de enfermedades que empeoran la calidad de vida. Por ejemplo, es recomendable para la salud consumir frutas y verduras. En promedio los argentinos consumen apenas 2 porciones por día de frutas y verduras, lejos de las 5 porciones diarias aconsejadas por los expertos de la salud. Sólo el 6% de la población cumple con la cuota diaria y esta cifra prácticamente no ha cambiado en la última década.
ACTIVIDAD FÍSICA. La actividad física produce efectos beneficiosos en la salud de las personas y en todas las etapas de la vida. En los adultos, la práctica de ejercicio regular produce un menor riesgo de padecer hipertensión, diabetes tipo 2, muertes por problemas cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Además, mejora la función cognitiva y los síntomas de ansiedad y depresión. Sin embargo, un 44,2% de los argentinos presenta una actividad física baja, es decir que algunos no llegan a la meta de hacer ejercicio tres veces por semana al menos 20 minutos a un ritmo intenso.
PESO CORPORAL. A medida que se realiza actividad física y se mejora la alimentación, se va reduciendo otro factor de riesgo: el sobrepeso. A partir de las mediciones objetivas que se incorporaron a la ENFR, se sabe que el 66,1% de los argentinos tiene exceso de peso, basado en los resultados del índice de masa corporal (IMC) que no tiene ninguna relación con cuestiones de estética. En el siglo XXI, este sigue siendo uno de los principales desafíos para la salud pública.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Este factor de riesgo está asociado al sobrepeso y también al tabaquismo. Es lo que se conoce coloquialmente como presión alta. La encuesta arroja que 3 de cada 10 personas que no se auto-reportaron como hipertensas tenían presión arterial alta al momento de la entrevista, efectivamente medida en la oportunidad. La hipertensión está muy asociada a la edad: cuanto más grande, mayores son las posibilidades de tener presión arterial alta. Sin embargo, hay un comportamiento que también incide mucho en su desarrollo y es el consumo elevado de sodio en la dieta: 16 de cada 100 argentinos agregan sal a su comida después de la cocción o al sentarse a la mesa, hábito que no ha cambiado con respecto a la encuesta anterior.
PRÁCTICAS PREVENTIVAS DE TIPOS DE CÁNCER PREVALENTES. El 31,6% de las personas de entre 50 y 75 años se hizo alguna de las pruebas recomendadas de rastreo de cáncer de colon en el último tiempo, lo que representa un aumento significativo con respecto a los datos de 2013 cuando los chequeos no alcanzaron el 25%. Dentro del mismo grupo de edad, 2 de cada 3 mujeres se hicieron una mamografía, mientras que 7 de cada 10 mujeres de 25 a 65 años se realizaron un papanicolau en los últimos 24 meses, cifras que se mantienen con respecto a la edición anterior
SEGURIDAD VIAL. Existen otros factores de riesgo que tienen que ver con causas externas, como las lesiones ocasionadas por accidentes viales. En la Argentina, representan la cuarta causa de muerte en la población. Solamente 1 de cada 10 motociclistas usa casco, en tanto que casi 3 de cada 4 se abrochan el cinturón de seguridad y la tendencia va en aumento desde la primera encuesta cuando menos de la mitad lo hacía. Un 15,2% de las personas reconoció al momento de la encuesta que manejó habiendo bebido alcohol al menos una vez en el último mes, cifra que creció en comparación con la encuesta anterior cuando había arrojado tres puntos menos. Este comportamiento incluso fue tres veces mayor en los varones.
Fuentes:
4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) – Ministerio de Salud de la Nación e Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC); Organización Mundial de la Salud (OMS).
Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.