La innovación mejora la expectativa y calidad de vida
La esperanza de vida viene creciendo de manera sostenida en el mundo, impulsada por los nuevos tratamientos que ayudan a prevenir, controlar y curar enfermedades.
En 1900, la expectativa de vida en América Latina era de 29 años. Hoy es de 72, porque lo que vivimos -en promedio- 46 años más que hace relativamente poco tiempo.
En un siglo, el mundo cambió radicalmente y el acceso a mejores condiciones de infraestructura, prácticas de higiene y tratamientos médicos comenzó a modificar ese horizonte hasta lograr en la actualidad una expectativa de vida de 72 años en la región, cinco años más que el promedio mundial. En Argentina, la esperanza de vida hoy es aún mayor que en el continente: 80 años para la población en general y 85 en lo que respecta a mujeres, según un informe mundial, 8 años más y 13 respectivamente en relación al resto de la región.
El acceso al agua potable fue la medida que mayor impacto tuvo en la salud pública mundial, contribuyendo significativamente a bajar el número de infecciones y muertes causadas por agentes patógenos.
Pero más allá de esta medida estructural, el gran salto en la ganancia de expectativa de vida se produjo en la segunda mitad del siglo XX, y estuvo relacionado de manera directa con los avances médicos. La segunda acción más beneficiosa a nivel sanitario según la Organización Mundial de la Salud es la vacunación: se estima que cada año, las vacunas salvan las vidas de entre 2 y 3 millones de niños, además de prevenir casos de discapacidad.
De acuerdo con Unicef, la vacunación es uno de los mayores logros en la reducción de la mortalidad infantil, ya que el 30% de las muertes de niños menores de 5 años son evitables con las vacunas.
Los nuevos avances
Entre 1960 y 2017, la expectativa de vida global pasó de 51 años a 72, de acuerdo al Banco Mundial. El crecimiento, según muestran estudios del organismo, es sostenido y sus razones deben buscarse en el mayor y mejor acceso a políticas y estrategias de salud que permiten atacar tanto las enfermedades transmisibles (como se señalaba de las vacunas) como las no transmisibles, el principal desafío hoy para los sistemas sanitarios en el mundo.
La investigación y el desarrollo fueron claves para estas mejoras, tanto en el perfeccionamiento de los métodos de diagnóstico como en la búsqueda de nuevos y más eficientes fármacos. Se estima que el aporte de los nuevos medicamentos al incremento total producido en la esperanza de vida pasó del 40% en el período 1986-2000 al 73% entre 2000-2009, reflejando la creciente innovación terapéutica.
El área de salud cardiovascular es donde la evolución tecnológica tuvo un mayor impacto, con un descenso en la mortalidad mayor a otras patologías en los últimos 50 años. En los países occidentales, el 90% de los años de vida ganados se debe a los avances en este ámbito. Nuevas tecnologías en las cirugías, dispositivos y medicamentos permiten un mayor y mejor control de las enfermedades cardiovasculares, posibilitando reducir la cantidad de intervenciones y también lograr que éstas sean menos invasivas y más eficaces.
El desarrollo de nuevos medicamentos ayudó a cambiar el panorama de los cuidados sanitarios no sólo a través de la mejora en los tratamientos que elevaron las tasas de supervivencia, sino también con la prevención de enfermedades que antes requerían atención permanente y la mejora de la calidad de vida a través de tratamientos más específicos y efectivos con menores efectos adversos.
En este sentido, cada vez cobra mayor importancia el impacto positivo que produce el sector farmacéutico. Un estudio realizado en 2002 ya había planteado que los nuevos fármacos contribuyen a la ganancia en cantidad y calidad de vida, porque las personas que consumen medicamentos innovadores tendrían una mayor supervivencia, una mejor salud autopercibida y menos limitaciones sociales y físicas en sus actividades cotidianas.
Así, y considerando la sostenida inversión en investigación y desarrollo de la industria, se abren grandes expectativas sobre cómo los avances farmacéuticos seguirán contribuyendo a no sólo a aumentar la esperanza de vida sino a enriquecer esos años de vida ganados.
Fuentes:
Organización Panamericana de la Salud, Unicef, Banco Mundial, Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, El valor del medicamento desde una perspectiva social.
Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.