Mitos sobre la industria farmacéutica
En las redes, muchas veces se replica información errónea. En esta nota, datos y hechos que derriban las falsas creencias sobre el desarrollo de medicamentos.
1. La industria farmacéutica no busca sanar, busca vender. FALSO.
La farmacéutica es una industria que presenta características que la diferencian de cualquier otra. Invierte fuertemente en tecnología y conocimiento, y el fin último de sus productos es mejorar la salud de la población. Es una industria que cambia radicalmente la vida de las personas y las sociedades, para lo que basta recordar sólo algunos ejemplos de avances en medicamentos a lo largo de la historia, como la penicilina, la insulina y las vacunas. Es además uno de los sectores más regulados de toda la economía, por lo cual los estados ejercen sobre ella un control exhaustivo como sobre casi ninguna otra industria. Los medicamentos, junto con los avances diagnósticos y políticas de salud pública, permitieron que vivamos más y mejor. La mejora relativa de la esperanza de vida atribuible al sector farmacéutico es significativa: entre 2000 y 2009 se ganaron 1,74 años de esperanza de vida, de los que un 73% se atribuye al efecto de la innovación farmacéutica.
2. Las farmacéuticas inventan enfermedades como medio para “vender” medicamentos que las curen. FALSO.
Una enfermedad es una alteración de la salud, de mayor o menor gravedad. Dependiendo justamente de esa gravedad, será la afectación del bienestar de la persona. Sin embargo, no toda situación que altere el bienestar de una persona se considera una enfermedad. Las enfermedades que pueden sufrir los seres humanos están definidas y clasificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la máxima organización sanitaria mundial, que depende de las Naciones Unidas. La OMS tiene un manual, que se llama Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), que elaboran y actualizan sus expertos, y que es utilizado como referencia por todos los médicos del mundo. En él catalogó 55.000 códigos para identificar traumatismos, enfermedades y causas de muerte. Así, para que una enfermedad sea realmente considerada como tal, tiene que estar incluida en el CIE, de modo tal, que una enfermedad no es fácilmente “inventada” y mucho menos, con fines comerciales.
3. Las farmacéuticas anteponen los beneficios económicos a la salud. FALSO.
La farmacéutica es una de las industrias más reguladas del mundo y su principal cliente es la administración pública. Por eso, las empresas cuentan con un período de tiempo limitado para recuperar el costo de la elevada inversión que les requiere desarrollar un fármaco, proceso que demanda no menos de una década de investigación. La industria farmacéutica busca estar a la vanguardia en el desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para enfrentar las miles de enfermedades que afectan al ser humano. Es ya uno de los sectores que más invierten en investigación y desarrollo (I+D) y se espera que para el año próximo lidere a nivel mundial. La innovación en el contexto farmacéutico beneficia a la economía y la sociedad en su conjunto, pero en primer lugar potencia la salud y bienestar de los pacientes.
4. Es más rentable “convertir” una enfermedad en crónica que encontrar su cura. FALSO.
Los nuevos fármacos, y en especial la biotecnología (la tecnología aplicada a procesos biológicos), permitieron en los últimos años cambiar el panorama de varias enfermedades. El ejemplo más impactante es del VIH/Sida, que gracias a los antirretrovirales pasó de ser una enfermedad mortal a convertirse en una condición crónica. Pero en otras igualmente graves, como la hepatitis C, los antivíricos pueden curar el 95% de las infecciones con este virus según la Organización Mundial de la Salud. En otros casos, mejoraron los tratamientos de enfermedades en las que había pocas o ninguna opción, aumentando la supervivencia. Y también posibilitaron una mejora en la calidad de vida del paciente, a través de tratamientos más específicos y efectivos, con menos efectos adversos. A lo largo de los años, la innovación farmacéutica ayudó a los pacientes vivir más y mejor, y se espera que en el futuro esta tendencia continúe.
5. La cura contra el cáncer ya existe, pero las farmacéuticas no quieren revelarla para preservar el negocio de su medicación actual. FALSO.
El cáncer es una enfermedad compleja. Existen más de 100 tipos de cáncer. Los cambios genéticos que lo provocan pueden heredarse de los padres, generarse como resultado de errores en la división celular o también por el daño del ADN causado por algunas exposiciones ambientales. Intervienen múltiples factores y por eso la ciencia sigue estudiando y descubriendo mecanismos vinculados con la enfermedad. En los últimos años, se lograron enormes avances que consiguieron, en muchos casos, que el cáncer se convierta en una enfermedad crónica. Desde la década del 90 se han producido mejoras sustanciales en las tasas de supervivencia, y un 73% de la mejora es atribuible a los nuevos tratamientos. Los fármacos en desarrollo auguran un futuro aún más prometedor, pero no obstante eso, la cura (o las curas, considerando como decíamos que hay un centenar de tipos de cáncer) es un desafío aún para la ciencia.
6. Las vacunas son un invento para generar un negocio. FALSO.
Salvo el acceso al agua potable, ninguna otra medida de salud pública ha sido más importante por su impacto positivo que las vacunas. Con altos perfiles de efectividad y seguridad, han permitido salvar millones de vidas, erradicar enfermedades como la viruela (responsable de entre el 8% y el 20% de las muertes en Europa en el siglo XVIII) y avanzar en la eliminación y control de otras. Las vacunas son una de las intervenciones más costo-eficientes, que cambiaron el curso de enfermedades mortales reduciendo la mortalidad y morbilidad. Los programas de vacunación no sólo consiguen la inmunidad del individuo, sino de la población generando el “efecto rebaño”. La inversión en investigación de la industria farmacéutica ha permitido ampliar el calendario de vacunación, incorporando nuevos esquemas de inmunización efectivos para más patologías, como en el caso del VPH.
7. Los laboratorios invierten más en marketing que en investigación científica. FALSO.
El descubrimiento de un medicamento nuevo es un proceso largo y complejo: se estima que sólo 250 de cada 10.000 moléculas de la etapa de investigación básica pasan a la fase de investigación preclínica. Desde que un laboratorio empieza a investigar una molécula innovadora hasta que el medicamento llega al mercado, pueden transcurrir entre 10 y 15 años. Por esta razón, la farmacéutica es una de las industrias que más invierte en investigación y desarrollo junto con la informática y la automotriz. A nivel mundial, su gasto en I+D asciende a 150.000 millones de dólares. Es el sector industrial más intensivo en innovación: 3 de las 10 empresas que más invierten en I+D del mundo son biofarmacéuticas.
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Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.