Tabaquismo: dejar de fumar, un desafío posible
Siete de cada diez fumadores se plantean dejar de fumar, pero la mayoría recae dentro del primer mes. Los expertos remarcan que los pilares de los tratamientos de cesación tabáquica son tres: la convicción de querer dejar de fumar, el acompañamiento profesional y, si el paciente lo necesita, tratamientos farmacológicos.
El consumo de tabaco es factor de riesgo para seis de las ocho principales causas de muerte que comprenden cáncer, trastornos cardiovasculares y enfermedades respiratorias crónicas.
La última encuesta Nacional de Factores de Riesgo de nuestro país indica que en la Argentina fuma un 25% de la población adulta . A raíz del cigarrillo fallecen por año 40 mil fumadores activos, el equivalente a 110 personas por día. A nivel mundial, la cifra aumenta a casi 6 millones de muertes, de las cuales un 10% corresponde a fumadores pasivos.
El humo del tabaco tiene más de 7.000 sustancias dañinas: las más conocidas y peligrosas son el monóxido de carbono, la nicotina y los alquitranes. Debido a que la nicotina provoca dependencia física, la persona fumadora puede sentir síntomas de abstinencia cuando intenta dejar el cigarrillo.
Se calcula que siete de cada diez fumadores se plantean dejar de fumar, pero el proceso no es sencillo y la mayoría de los fumadores suelen necesitar hacer muchos intentos antes de lograr abandonar por completo. Los expertos en cesación tabáquica reconocen que lo primero es tener una firme convicción de querer dejar de fumar, asumir que será difícil, asumir que habrá momentos adonde uno se arrepentirá, pero tendrá que poner mucha fuerza de voluntad para no recaer.
La mayoría de las personas que se proponen dejar de fumar por su propia cuenta recae dentro del primer mes, por lo general debido a los síntomas de abstinencia.
Aquí aparece la importancia de dejar de fumar en el marco de un tratamiento integral con profesionales de la salud. Los expertos en dejar de fumar pueden ser neumonólogos o cardiólogos, entre otras especialidades y serán quienes indiquen el tratamiento y hagan un seguimiento. Posiblemente, sea necesario incorporar un nutricionista, porque tal vez haya que modificar algunos patrones alimentarios para manejar la ansiedad que puede generar la abstinencia.
Además, el psicólogo puede ayudar al manejo de esa abstinencia con distintas herramientas. Muchos recomiendan evitar los contextos adonde uno disfrutaba mucho fumar (al caminar al trabajo, durante el recreo de trabajo, con el café luego de la comida). Inclusive remarcan que uno debe desacostumbrarse de todo lo que fumar incluía, por eso reemplazar el cigarrillo por un cigarrillo electrónico no sería de ayuda porque uno conserva el acto mecánico de tener un cigarrillo en la mano, llevarlo a la boca y expulsar humo/vapor.
Entre los tratamientos farmacológicos, los que mejores resultados han demostrado son de venta bajo receta y requieren un seguimiento médico desde el inicio hasta su finalización.
Hay otras opciones de venta libre y que tienden a reemplazar la nicotina que uno recibía a través del cigarrillo, pero seguramente cada persona encontrará en diálogo con su médico qué herramienta le conviene para embarcarse en el gran desafío que representa dejar de fumar, que sin duda vale la pena por todos los beneficios que representa para la salud y lo que puede construir a vivir más tiempo y sin complicaciones. Nunca es tarde para dejar de fumar, ni siquiera habiendo fumado ya durante varias décadas. Lo importante es tomar la decisión y asesorarse para encontrar el mejor camino para lograrlo.
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Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.