Terapia génica: la innovación que puede transformar vidas
Parece ciencia ficción, pero es una realidad: reemplazar en un paciente un gen defectuoso. Ya se aprobó la primera en el país.
Los avances en la investigación biotecnológica permitieron en los últimos años que tratamientos que hace un tiempo podían parecer de ciencia ficción hoy ya sean realidad y tengan el potencial de transformar la vida de miles de pacientes. Uno de esos ejemplos es la terapia génica.
Las terapias génicas forman parte de un campo naciente de la biomedicina, que integran el grupo de los llamados ATMP (por la sigla en inglés de productos medicinales de terapia avanzada), basados en genes, tejidos o células. Estas innovaciones son disruptivas no sólo por su novedoso mecanismo de acción sino también por su elevada eficacia, su conveniencia y debido a que en general necesitan sólo una única aplicación.
La terapia, en los genes
Nuestro cuerpo está compuesto por billones de células, en cuyo interior miles de genes brindan información para producir proteínas que apoyan nuestras funciones corporales. Los seres humanos tenemos unos 20.000 genes que codifican para la producción de proteínas.
Un gen puede ser defectuoso o incompleto, o mutar durante el transcurso de nuestra vida, y esto puede tener consecuencias muy importantes para el organismo si esa falla afecta o interrumpe el proceso de codificación de proteínas. Un ejemplo de esto es la diabetes tipo 1, causada por una falla en el gen que produce la insulina.
Existen múltiples enfermedades causadas por mutaciones o fallas en los genes. En muchas de ellas, existen alternativas terapéuticas que aportan al organismo esa proteína que no puede generar –nuevamente, el ejemplo de la insulina para tratar la diabetes. La terapia génica es una solución innovadora que va mucho más allá: reemplaza el gen defectuoso.
Cómo funciona
Para poder reemplazar un gen dentro de una célula, se necesita utilizar un vector. Los virus son un excelente “transporte”, para lo cual deben ser modificados genéticamente de modo de limpiarlos de su capacidad de infectar.
Hay dos maneras de aplicar una terapia génica:
- In vivo: el vector modificado con el gen terapéutico se aplica al paciente por infusión o inyección directa al tejido afectado.
- Ex vivo: se extraen células del paciente -por ejemplo de la sangre o la médula ósea- a las que se aplica el vector. Las células modificadas se reintroducen posteriormente al paciente.
Una vez introducido por una de las dos vías este gen faltante, se restablecerá el proceso de producción de proteínas. La gran ventaja de esta terapia es que la “reparación” se realiza una única vez, no siendo ya necesario suplir esas proteínas que el cuerpo no producía.
Presente y futuro
En la Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) acaba de autorizar la primera terapia génica aprobada en el país, un tratamiento para la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad neurodegenerativa que ataca las neuronas motoras de la médula espinal, las que se comunican con los músculos voluntarios. Es una patología genética que afecta principalmente a bebés y niños.
En Estados Unidos, la Federal Drug Administration (FDA) aprobó este año la primera terapia génica para pacientes con mieloma múltiple, una enfermedad oncohematológica de la médula ósea y previamente había autorizado otra terapia génica para cierto tipo de linfoma. La agencia estadounidense también avaló el uso de terapias génicas para tratar otras enfermedades, como las distrofias retinianas, un conjunto de enfermedades hereditarias que provocan la pérdida progresiva de la visión. La Unión Europea, en tanto, aprobó un tratamiento de estas características para la beta-talasemia.
Como se ve, la terapia génica es una prometedora área que ya está ofreciendo soluciones, al tiempo que plantean desafíos en cuanto al acceso como todos los productos de esta naturaleza.
Estos fármacos conllevan no sólo una gran innovación sino que, según las presunciones a partir del conocimiento que se tiene de ellas, brindan una respuesta permanente, lo que permite cambiar radicalmente la expectativa y calidad de vida del paciente.
La industria biofarmacéutica continúa en investigación permanente para identificar nuevas dianas en las que probar la terapia génica. De hecho, un informe difundido previo a la pandemia por PhRMA, la red de biofarmacéuticas estadounidenses, contabilizaba casi 300 terapias génicas y celulares en investigación para tratar un centenar de enfermedades. Más de 100 de estos tratamientos están focalizados en distintos tipos de cáncer.
Como señalaba ese informe, estas terapias son una traducción directa de la investigación científica básica en opciones terapéuticas concretas para los pacientes, que abren las puertas a una nueva era de la medicina.
Fuentes:
FDA, Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de Estados Unidos, Medicines in Development for Cell Therapy and Gene Therapy (America’s Biopharmaceutical Companies), Terapia génica, una nueva estrategia terapéutica (Sandra Torrades), Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medscape, Fundación Mencía, Terapias génicas: el fin de los tratamientos crónicos (Osvaldo Podhajcer), Nuevas terapias avanzadas (CAEME)
Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.